Esguince de tobillo

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El esguince de tobillo puede ser de las lesiones más frecuentes en accidentes tanto domésticos como deportivos. Hay diferentes grados, que implican diferente duración, diferente tratamiento, y lo más importante, diferente riesgo de secuelas cuando no están adecuadamente tratados.

El esguince de tobillo es en daño de los ligamentos que rodean la articulación. La misión de estos ligamentos es dar estabilidad a los movimientos de la articulación, por lo que son muy importantes. Especialmente los del tobillo están muy expuestos por diferentes motivos: suelo irregular, calzado inadecuado, actividad deportiva… que facilitan las lesiones.

En la cara interna del tobillo hay un gran ligamento, el ligamento deltoideo, responsable en gran parte de la estabilidad articular. En la parte externa hay otro ligamento, el peroneo-astragalino, con 3 secciones, anterior, media y posterior; que se pueden dañar de forma conjunta o aislada.

Cuando esos ligamentos se dañan, es un esguince. Puede ser una distensión (estiramiento), el grado más leve. O un daño de la fibra, del tejido, más o menos extenso. Mientras mayor sea la lesión, peor queda la función del ligamento, por lo que aumenta la inestabilidad de la articulación, y con ello, el riesgo de luxación en caso de movimientos bruscos y/o extremos.

Cuando ocurre la distensión, lo primero que aparece es el edema, la inflamación. Se forma como un chichón a un lado u otro del tobillo. Cuando hay daño de la fibra del ligamento, con el daño hay sangrado, y vemos un hematoma en la zona. Así que si ves un hematoma, ya te está diciendo que el esguince es más severo de lo que igual pensaste en un primer momento.

La gravedad de la lesión implica diferente necesidad de inmovilización y reposo. En la actualidad la tendencia es a inmovilizar y descargar lo menos posible, para una mejor recuperación sin debilitar las estructuras, pero aun así a veces es necesario. De esa forma, un esguince grado I apenas necesita siquiera una tobillera y se aconseja seguir caminando, eso sí cuidando el calzado y los apoyos, así como vigilando el suelo donde se pisa. Los más severos necesitan inmovilización y descarga, para proteger la articulación ahora que el ligamento dañado no puede hacerlo.

Con la bomba diamagnética tratamos el esguince desde el primer momento, en la fase aguda, eliminando el hematoma si lo hay, y en todo caso el edema. Eso deja sitio para que las fibras rotas se puedan aproximar y cicatrizar, y las fibras distendidas recuperen su espacio. En el segundo paso, normalmente en la segunda o tercera sesión, estimulamos la reparación del ligamento.

Cuando la consulta es en fase crónica, en fase de secuela de un esguince antiguo, que ha dejado dolor, edema residual, inestabilidad… pasamos directamente a la regeneración de la fibra del ligamento, así como cuidar la articulación que lleva tiempo más expuesta de lo deseable.

En uno u otro caso podemos ayudarte a recuperar tu vida diaria y deportiva más rápido y sin secuelas.

Desde la foto de arriba a la de abajo han pasado 4 días y 3 sesiones. El hematoma de este esguince, de grado III concretamente, se ha reducido de forma visible, así como el edema en el territorio del ligamento peroneo-astragalino anterior y medio; y ha mejorado sensiblemente la sensación de estabilidad, y el paciente ha comenzado a cargar peso sobre el pie y a caminar con cuidado.

Puedes tener este resultado en tu lesión. Entra en la web y coge tu cita para bomba diamagnética y verás la diferencia!

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Una lesión que puede ser leve o acarrear consecuencias